sábado, 1 de enero de 2011

Hilda Lizarazu: "Mi voz es mi marca musical"

Gabriel Plaza
LA NACION

¿Qué opinas del disco? La pregunta inevitable. La pregunta que todo músico nunca debería hacer a un periodista porque la respuesta no suele estar acorde con las expectativas. La revancha vendrá poco después: ¿cómo fue la experiencia de acompañar el regreso de Charly García?

"Yo sabía, sabía que me ibas a preguntar esto", contesta una Hilda amable y apresurada, entre el insoportable repicar del redoblante en la prueba de sonido.

La chica que durante un año y medio se montó a ese dragón de varias cabezas que significó el regreso de Charly García (incluido todo el largo proceso de recuperación del músico) sacó un disco nuevo, Futuro p erfecto, y se refugia ahora en la calma de los pequeños escenarios, como el Club Boris, para presentar ese puñado de nuevas canciones. Después de tres discos - Gabinete de curiosidades , Hormonal y En vivo en el Opera -, Hilda tomó el timón artístico de su presente y en Futuro perfecto convocó a colaboradores como Lisandro Aristimuño, Gustavo Santaolalla y Adrián Dargelos, navegando juntos por la balada, el pop y hasta el folklore. "El disco anterior era más de banda y ahora yo timoneé más la batuta. Es un disco que tiene la variedad de los días. Un día te puede gustar un rock pesado y otro día te gusta un piano de jazz. Es la variedad que hace que puedas estar feliz en un día nublado y en un día turquesa sentir la ironía del «maldición va a ser un día hermoso». Es reflejo de mi vida que transcurre entre canciones."

La banda aturde. Hilda levanta apenas la voz y logra acallar a esa máquina de rock para transformarla en una domesticada criaturita pop más acorde con la sonoridad de este Futuro perfecto . A Hilda le gustan las canciones tocadas con un par de acordes en la guitarra. "Me deslizo y soy feliz en ese universo de acordes simples. Por ejemplo, un tema como «La radiante» salió de estar rasgueando lo que hacía cuando era chica. O sea que aflora ese recuerdo de como empecé yo en la criolla, un Mi menor, un Sí séptima y eso me fue llevando. Nace todo de allí, desde la simpleza de la guitarra y empezar a cantar una melodía sin pensarlo mucho. Así: lalaralalaaaa."

Emerge la voz de Hilda. Tan inseparable de su estilo como de su carrera en el rock. "Soy autodidacta y mi voz es como mi guía, mi marca musical. A algunos mi voz les hace bien, a otros puede no gustarles. Es como mi nombre y apellido, en lo errático y lo ecléctico de mi vida, es lo que tengo como mi tesoro más preciado", dice confiada.

En el rostro fotogénico de Hilda, ojos y pestañas grandes, no hay registro visible de que el rock haya pasado por su vida. Hilda, que fatigó los ochenta en bandas que perfumaron la época con sus confetis musicales como Los Twist y Suéter, que navegó a bordo de la nave de García durante cinco años con Los Enfermeros (grabó en Parte de la religión ), y que dio rienda suelta a esas canciones pop que surcaron los noventa junto con ManRay para dar paso a una fructífera etapa solista, no tiene rastros, ni siquiera un lejano tic de las figuritas del rock.

"No creo haber modificado nada en el rock -dispara con honestidad brutal-. Sólo voy haciendo un trabajo de hormiga que me sirve para crecer musicalmente. Mi intención es ser mejor música, no sé si lo logro, pero trato de cuidar las canciones, trato de cuidarme a mí, y que las letras tengan poesía, y que me guste cantarlas. A mí me dicen: una de las mejores voces del rock [afecta la voz], pero yo prefiero no pensarme así. Como dice García: «Hay demasiado ego alrededor y más en este pequeño zoológico»."

Años divirtiéndose y paseándose musicalmente por ese zoológico con una inmunidad envidiable la animan a decir: "A mí los genios no me conmueven tanto por su obra, sino por cómo son como personas". Entonces relata una fórmula para mantenerse a salvo del egocentrismo del rockero medio. "B. B. King decía que para armarte una buena banda la persona tiene que ser 30 por ciento buen músico y 70 por ciento buena persona. La verdad es que a través de los años se me va a reafirmando más esa idea. Más en este mundo del pop rock. Cuando no coincido filosóficamente o conceptualmente con el diseño de una persona, me alejo un poco".

El regreso de Charly García se instala en la charla. Pregunto. Hilda responde: "Ya había tenido una experiencia de estar en su banda durante cinco años de torbellinos y tempestades y esta vez fue absolutamente diferente. Es otro Charly, no es el mismo. La gente quiere ver el mismo Charly, que es esa figura que él inventó, del rockero que rompe cosas que es como un clisé. Y para mí no es el Charly que conmueve. Para mí el Charly que conmueve es el Charly inteligente, el más calmo, el de su obra. Ahora está en la reinvención de cómo hacer para seguir siendo quien es y gozando de la música. Espero que vuelva a conectar con el placer de hacer música que tuvo cuando tenía 30 años. Eso no sé si aún lo encontró... no debe de ser fácil estar en sus zapatos.

-¿Vas a seguir en su banda?

-No lo sé aún. Cuando me convocaron, me pregunté: «¿Por qué lo hago?» Y la respuesta fue porque la música de él siempre me conmovió y por eso acepté el reto. Ahora estoy abocada a mi música. Es mi tiempo.

Fuente: La Nación