Charly García es hoy un árbol torcido que logró enderezarse. Es el sobreviviente “de un huracán” que no pidió permiso para ingresar. Dejó la bacanal para ser un poco más García, o al menos para dejar escuchar su voz.
Recuperado de sus pecados más oscuros, la ruleta le depara su última jugada. Es todo o nada. No habrán más oportunidades y el final está por llegar: la tumba o el altar. El público lo espera, como el primer día, para juzgar.
La cita está hecha: 9 de abril en el Velódromo. Las entradas estarán a la venta en la red Abitab desde febrero.
Fuente: espectador.com (Uruguay)