El del músico del bigote bicolor se inauguró hace un mes en Carlos Pellegrini al 900, entre Marcelo T. de Alvear y Paraguay. Y el del Salmón ya es parte de la geografía de Perú y Moreno desde ayer a la tarde. El proyecto del diputado Avelino Tamargo contempla un total de 60 murales de otros tantos artistas populares.
Además de rendirles tributo y homenajear su talento y su creatividad, la iniciativa, que también persigue el objetivo de embellecer los distintos barrios de Buenos Aires, puede interpretarse como una retribución. Tanto Calamaro como García, o Spinetta, Cerati, Moris o Páez -por nombrar sólo algunos de los que merecen un lugar, aunque no sean porteños de nacimiento- son parte de la historia cultural de esta ciudad, a la que representan con su música y con las letras de sus canciones cada vez que salen por el mundo para desparramar su talento.
Cada uno de estos artistas tiene en su esencia la identidad y la historia de la ciudad y del país. Y esos atributos se ponen de manifiesto sobre los escenarios. Ellos, con su arte, le dieron belleza a Buenos Aires. Y la ciudad les devuelve algo de lo que le dieron.