Joaquín Sabina, invitado de honor, y sus amigos Cecilia Roth, Imanol Arias, Federico Luppi y Charly García protagonizaron en Buenos Aires la noche del lunes la nueva edición de la Fiesta Cultural del Equinoccio, que organiza la embajada de España en Argentina, y que pretende reunir y premiar a los referentes del mundo artístico que contribuyen a acercar a los dos países. El grupo de amigos bromeó, bailó, habló con los más de 200 asistentes a la fiesta y demostró sin ningún esfuerzo que las relaciones artísticas entre España y Argentina son formidables y están basadas en un mutuo afecto y reconocimiento. Entre los participantes se encontraban también el ministro de Economía, Amado Boudou, y el secretario de Cultura, Jorge Coscia.
El embajador, Rafael Estrella, citó en varias ocasiones al escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, objeto de una reciente polémica en medios culturales argentinos, y recordó que la patria de los creadores literarios, como dijo en su día Ernesto Sábato, es la lengua. El Nobel concedido a Vargas Llosa, explicó Estrella, es un premio a la literatura en español y debe proporcionarnos alegría y orgullo.
La fiesta del Equinoccio, resaltó Estrella, celebra el cambio de estaciones, no un hecho único ni histórico, sino algo que recuerda el latido de la vida. "Nosotros queremos celebrar aquí el latido cultural que une a los dos países", aseguró. Joaquín Sabina es el primer premiado español, ya que en las tres ediciones anteriores fueron objeto de homenajes el bailarín Julio Bocca, el actor Ricardo Darin y la actriz Norma Aleandro."Sabina representa seguramente mejor que nadie lo que supone esta fiesta porque para los argentinos es ya uno más de la familia y porque Joaquín se mueve en Buenos Aires en pantuflas y en pijama. Si se descuidan, acabará montando su jaima en Luna Park".
"Quien me iba a decir a mi que me encontraría en una embajada como en casa", bromeó el cantautor español. "Los dos países han tenido pasados borrascosos y demasiadas veces la embajada era el enemigo", explicó y recordó su paso juvenil por Granada donde conoció a Estrella, el ahora embajador.
Sabina, que ha tenido que prolongar sus actuaciones en Buenos Aires, dentro de su giraEl penúltimo tren , ha sido también objeto de un homenaje por parte de la ciudad de Buenos Aires, que le dedicó una baldosa en la céntrica plaza Rodríguez Peña, donde ya existen otras con letras de canciones de artistas argentinos y españoles. "Me encanta que me pisen las minas porteñas", se rió Sabina.
Fuente: El País