Un show de dos horas con más de veinte canciones tiene preparado para esta noche en el Conrad el ícono del rock argentino, Charly García. Más de 3.000 personas esperarán ansiosas el repertorio de temas del "nuevo Charly" y su banda.
"Este es un Charly muy distinto. Tuvo un cambio tanto emocional como físico y se lo ve mucho más controlado y civilizado", dijo a El País días atrás su amigo y tecladista de la banda, el "zorrito" Fabián Vön Quintiero, comentando al "nuevo Charly" y lo que será la tónica del show de esta noche a la hora 22.
El grupo llegó hoy a la mañana al aeropuerto de Punta del Este y se alojó directo en el exclusivo hotel boutique Casa Suaya (el mismo en el que estuvo alojado unos días el guitarrista de Rolling Stone, Ron Wood), para realizar esta noche el primer toque del año.
Ya es el segundo año que el músico elige Punta del Este para dar el puntapié inicial a su trabajo. "A Charly también le gusta mucho venir acá. Siempre elige Punta del Este para arrancar el año", ratificó Quintiero.
La banda ensayó cuatro días seguidos en Buenos Aires, metidos en una sala durante 4 horas por día para el toque de esta noche, en el que prometen sonar muy bien. Los precios de las entradas van desde US$ 50 a US$ 120.
El zorrito Quintiero contó a El País que el show constará de 22 canciones, aunque "por ahí cambiamos un par de temas. En los ensayos hay una base de temas, pero siempre existe un acomode de sacar algunos y poner otros", contó.
INTENSO. Según lo visto el año pasado en Punta del Este, el nuevo Charly García está lejos de ser esa tromba desbocada, siempre al borde del derrumbe, que era años atrás, los tiempos en que el seudónimo "Say No More" había tomado casi por completo su personalidad.
Llegó a irse del escenario cuatro veces y, si bien ya no se "desarmó" arriba de las tablas como en las viejas épocas, sorprendió con una voz suave, que fue potenciando durante todo el año pasado, con un trabajo intenso.
En 2010 Charly alternó su tiempo entre varios shows y la producción de su trabajo "Kill Gil", el último disco (número 23) del rockero argentino, que él mismo lo definió como una "mini ópera".
El "nuevo" García es un cantante que volvió a preocuparse por recuperar su registro de voz y por devolver su naturaleza y forma original a muchas de sus canciones más populares, sin ese impulso destructor que en cada concierto le hacía desarmarlas.
El resultado es una cariñosa celebración entre artista y público de muchas de esas composiciones. Así se permitió una auténtica reivindicación en los tres conciertos que durante el año pasado dio en el Luna Park de Buenos Aires, el mismo lugar en el que comenzó a convertirse en el artista más importante de la música pop argentina.
Con todo eso, la pregunta a estas alturas del asunto no parece ser "cómo está Charly", como lo era hace año y medio, sino qué es lo que va a venir en el futuro de una historia musical que ahora parece estar lejos de terminarse.
Un clásico que une generaciones
Sobre finales del 2009 sucedió la reaparición de García, después de un extenso retiro. Un artículo de fines del 2008 de la revista Rolling Stone, titulado "Cuando me empiece a quedar solo" (como una de sus canciones más conocidas), retrataba la miseria del ícono, definida por deudas, adicciones y la cancelación del lanzamiento de Kill Gil.
En ese momento, García vivía sus últimas horas como esa tromba enojada y errante que vivió bajo el seudónimo "Say no more". Hoy, más tranquilo consigo mismo y recuperado, parece haber aceptado su condición de clásico, algo que ya es desde hace mucho tiempo.
Esto es algo que hasta 2009 el público no había visto de Charly García, que en vivo siempre parecía querer destrozar las canciones de una carrera que lo convirtió en la voz de varias generaciones. Hoy sus conciertos lo encuentran enfocado en ser un buen cantante, apoyado en la voz de Hilda Lizarazu, la energía y la técnica de Carlos García López, el teclado de Fabián "Vön" Quintiero y en el aplicado trío "The Prostitution" de los músicos chilenos Kiuge Hayashida (guitarra) Toño Silva (batería) y Carlos González (bajo).
Fuente: Diario El País (Uruguay)