Sentado en la cabecera, se lo ve espléndido. “Suena increíble, me fue genial”, avisa. A su derecha, Mecha, a quien él mira con un cariño inconmensurable y sonrisa permanente, brilla con luz propia dominando la conversación, atenta a que no le falte nada… Y nos hace reír cuando dice que apenas puede caminar porque acaba de empezar a entrenar y las piernas le tiemblan “como a un bambi”.
Con el noticiero de fondo, y después de una breve sobremesa con pucho en la boca, Charly dice: “¿Ahora van a trabajar, chicas?”. Con su bendición, sabemos que las puertas están abiertas hasta para… ¡meternos en su vestidor! Se lo ve feliz de recibir a GENTE en su casa y que su chica sea la protagonista de esta nota.
Es que Mecha Sofía Iñigo estuvo con él en las buenas y en las malas. En medio del caos, ahí para levantarlo y, como buena musa, para sacar lo mejor de él. Hace tres años se conocieron en una fiesta; él le propuso ser talibana en sus shows, ella aceptó, y sus vidas cambiaron para siempre. El verdadero ángel de la guarda de nuestra leyenda viviente del rock existe, tiene 22 años, y una extraordinaria fuerza natural para cuidar a los suyos y marcar su territorio. La ex VJ de MTV luce cara lavada, uñas más crecidas de lo que acostumbra, pelo suelto sobre la cara y look de antidiva total. Está un poco afiebrada (“nada que no pueda arreglar un ibuprofeno”), y su voz apenitas un poco nasal suena sexy. Ahora que Charly está mejor que nunca, promete charla “a calzón quitado”, así que nos sentamos en un camarín improvisado frente a un espejo rococó, mate en mano.
–¿Cómo es esta nueva vida con el nuevo Charly?
–Está re bien y se disfruta cada vez más. A pesar de que pasó poco tiempo, se lo ve cada día mejor y progresó muchísimo. Está bueno disfrutarlo como está ahora, y cómo es él realmente como persona.
–¿Y qué cosas podés disfrutar de él que antes no podías?
–Que te escucha, te ayuda, se deja ayudar. Antes, eso era un problema. Quizá yo iba a su casa y él no sabía tanto de mi vida. Era como una relación del momento, ¿viste? Y hoy cada uno sabe todo del otro. Recién ahora nos pudimos conocer de verdad.
–Pudieron encontrarse…
–Claro. Yo ya sabía que Charly era una buena persona, muy generoso; mucha gente me lo había dicho cuando él estaba mal. Y ahora se ve claramente, todo está a la luz. Lo bueno y tranquilo que es, y cómo lo disfruta. También le gusta divertirse, por supuesto.
–¿Tu familia cómo vive este momento de ustedes?
–Ellos están re contentos de vernos bien. Lo habían conocido mínimamente en unos shows a los que me acompañaron. Ahora se conocen mejor. Después de que pasó todo hicimos un par de cenas, se vieron en mi cumpleaños y en otras juntadas familiares.
–¿De dónde sacaste la fuerza para superar el momento más duro de Charly, que fue la internación y lo que eso implicó?
–Realmente me costó, porque yo me había encariñado mucho con él, y vi lo que sufrió. Y era como que lo vivía con él. Pero ya el año pasado, cuando se puso súper bien, todo fue mejor. Lo pude manejar bien.
–¿Alguna vez tuviste miedo cuando pasaron momentos difíciles?
–Sí, sufrí mucho, pero miedo no tuve nunca. Me ponía más fuerte y muy segura, y no dejaba que nadie me dijera cómo enfrentar las cosas. Yo quería ayudarlo y estar con él, y nadie se iba a meter o cambiarme la opinión.
YO SE QUE TE PUEDO ESTIMULAR. Vestido con jeans, remera y camperita aviadora de Key Biscaine, Charly parece más joven que nunca. No le saca la mirada de encima a Mecha, le sonríe y está atento a lo que ella necesite. “Soy muy celosa, y a veces no lo puedo controlar”, confiesa la musa. El es igual de protector con ella, quiere darle todo lo que puede y más. Tanto que el año pasado la sorprendió con una fiesta de cumpleaños, donde tocó unos temas con el corista de los Rolling Stones, Bernard Fowler. Charly le dijo: “Mi regalo es que lo festejes con tus amigos y tu gente en el Soul Café”.
“Fue un gran cumple, el mejor que me hizo Charly”, dice Mecha, que en octubre cumple 23. Su vida juntos es muy tranquila: miran tele, van al cine, cenan con amigos. “Una vida tranqui y divertida a la vez”. Cuando se ponen a pensar en todas las que pasaron, recuerdan que hace tres años que se conocen. “Yo a veces pienso que pasó más. Porque me pongo a pensar:‘Guau, cuántas cosas que pasaron… y acá estamos’”, cierra Mecha.
–Desde el momento en que te propuso ser su talibana a este presente juntos…
–Sí, lo de ser la talibana en sus shows lo hice de caradura, realmente. Había un casting con él, estaba trabajando de vendedora y dije: “Bueno, voy”. Fue muy divertido: las llegadas a los shows en limo, maquillarme y vestirme, escuchar sus indicaciones. Y de estar todos los días juntos se hizo una relación muy pegote.
–¿Cómo viviste el regreso a los escenarios?
–Fue una felicidad… Su primer show fue en Perú, y no pude ir porque estaba con laburo. Y después tocó en Chile, y fue la primera vez que lo vi en el escenario con un montón de gente. Y lloré… No te puedo explicar la emoción. Dije: “¡Wow, todo lo que pasó y mirá cómo está!”. La gente estaba al palo, y fue un momento re lindo. Cada show que pasaba lo disfrutaba más.
–Claro, fue la primera vez que lo veías tocando y ya estaba bien.
–Pensá que yo lo había visto en vivo una sola vez, en un festival en Ferro. Esa vez me la pasé mojándome un montón hasta que subió a tocar. Siempre se lo digo: “Estuve dos horas bajo la lluvia esperándote”. Pero ahora sí que lo disfruté de verdad, metida entre la gente. De golpe era verlo y recordar un montón de momentos que habíamos pasado, y el deseo de Charly de volver. Y decía: “¡Qué bueno, se cumplió todo y volvió a tocar!”.
–¿Los fans de él qué te dicen?
–No se me acercan, noooo. Nunca me pasó que me reconocieran y me digan:“Ay, vos sos la novia de Charly”. Una sola vez estaba grabando en la calle para MTV, y pasó uno en una camioneta de Coto, y gritó: “¡Eh, mamita, mandale un beso a Charly!”.
–¿Lo ayudás en los camarines antes de salir a escena?
–Y… siempre estoy con él. Tiene a Nico Cuneo de Key Biscaine que lo viste, pero me gusta meterme en el tema vestuario y ayudarlo. Una amiga mía lo maquilla, así que es divertido estar en eso. Después desaparezco, para que los músicos disfruten de su clima. Me gusta que cada uno tenga su espacio. Antes de que suba al escenario yo ya me voy acomodando… Lo dejo disfrutar.
–Te sentís con todo bajo control…
–Sí, además Charly me hace sentir todo el tiempo que tengo una protección. Opina sobre mis laburos y me dice cuándo algo no me conviene. Le presto mucha atención porque sabe, y me lo dice porque me quiere cuidar.
–¿Y alguna vez te dijo, “Te equivocaste”?
–Mmm… Nunca me vio en MTV… Lo que pasa es que durante el tiempo que estuve conduciendo en el canal prefería pensar que sólo me veía gente que no me conocía. Si no, me daba mucha vergüenza.
–¿Cómo fue tu experiencia como conductora?
–Cuando entré en el canal dije: “Guau, todo lo que representa musicalmente y los videos geniales que se estrenaron…”. Y en un punto me decepcionó lo nuevo. Siento que MTV podría haber continuado con una estética más rockera y más cool, en vez de ser tan comercial y pasar puro reality yanqui. Pero el tiempo que duró lo disfruté, viajé y conocí a muy buena gente. Pero la verdad es que me quedé con ganas de pasar buena música.
–¿Cuál es el próximo trabajo en el que te ves? –En algo que tenga que ver con la música, radio o televisión. Me veo en un programa, entrevistando músicos y hablando de eso. Me gusta investigar sobre bandas nuevas.
–Sé que durante este tiempo la escritura fue para vos una gran catarsis, y que tenés un montón de diarios íntimos guardados… ¿Los publicarías?
–Jaja. ¡Ni loca…! ¡Se hacen un festín! Desde que tengo catorce vengo escribiendo mi día a día. Lo que sentía y me pasaba, lo pensaba y dibujaba. Lo hice un montón de años, pero en un momento tuve que parar, porque era todo muy intenso y ya no me daba la mano para escribir todo lo que sentía mi alma.
Por Karina Noriega. Fotos: Maximiliano Vernazza.
Fuente: Revista Gente
Vía post DMH