Escribí este texto, que no sabía como titular, que me daba vergüenza publicar, que puse frases no se bien que significan, que no sabía si debía ir en este blog -La torre..- o en el Blog Hagan Ruido, pero vuelvo a decir que extrañamente me gustó ... así que acá esta ....
Como ateo creo que la mayor creación del hombre -en plural- es la figura de Dios, síntesis de nuestra cultura, símbolo máximo de nuestra identidad, juez de nuestra vida y legislador de nuestros valores morales.
Pese a definirme como ateo, no puedo aislarme de la cultura que me rodea. Yo también pertenezco a una religión pequeñita.
La particularidad que mi Dios es humano y por tanto también un poco demonio. Como tal, a la vez que ha sido un liberador de almas, muchas veces ha jugado con la suya mucho más allá de lo que cualquier de nosotros nos atreveríamos. Una libertad absoluta que le ha permitido saltar todos los limites y exprimir su sensibilidad y expresividad.
Su dualidad nos mostró a Dios y al diablo convivir dentro del mismo cuerpo, expresar su lucha sin filtros al exterior. Un espejo frente al cual las vocecitas del bien y del mal que nos anidan a cada uno de nosotros parecen insignificantes.
Los adoradores del demonio deberán aceptar que ya no te tires desde un noveno piso y salgas nadando, que no subas con 30 gramos de cocaína encima a dar un show, que no demuelas hoteles. Quizás también debamos sacrificar algo de Dios, de esa sensibilidad absoluta, aceptar que la ley de la vida los años pasan y el cuerpo ya no es el mismo, las ideas no se renuevan tan vertiginosamente como antes, el sufrimiento que alimentó aquella creatividad quedó atrás.
Muchas enseñanzas de la vida nos llegan por la repetición de palabras, como lecciones escolares, pero las que nos penetran profundamente son las que llegan por las emociones, y la música y todo el arte son esa sangre que corre directo a nuestro corazón.
Hay dioses del miedo, de la culpa y el pecado, Charly es el Dios de libertad, lucho contra la represión política y lucho más aún contra esa represión que llevamos dentro.
Como toda religión hay una cuestión de fe imprescindible. Se cree o no se cree. Difícil es el mundo para los agnósticos que se quedan en la duda, mas aún para los ateos de toda religión.
Si no crees no podrás sentir esa imagen del hombre rezando con su mano apoyada en el muro. El Dios y el demonio juntos en una compleja transformación en un hombre común. No sabes la alegría que nos da verte así, viejo.
Buscando un padre, encontré un Dios que quiere convertirse en hombre, y me hice creyente.
Por Flavio Pigazzi