sábado, 5 de junio de 2010

Charly García, la evolución de un hombre que es parte de la religión

Mendoza fue la provincia testigo de lo que significó el comienzo de una nueva vida. Luego de un show en la ciudad cuyana y con un Charly García que tuvo que ser atado a una camilla, finalmente se decidió en 2008 internar al rockero más importante de Argentina en la Clínica Avril, donde estuvo alojado un año. Después del paso de este tiempo, los médicos evaluaban que Charly debía seguir el tratamiento, pero ya no era necesario que continúe en el sanatorio. Fue ahí cuando Palito Ortega tomó la vida de García como si fuera su hermano, y lo alojó en su quinta ubicada en Luján.
Hasta que llegó el regreso. El 30 de marzo del 2009, Charly brindó un show improvisado frente a la Basílica de Luján, cantando ocho temas, con una bandera de apoyo que decía "Charly, fuerza. Estamos con vos". Así comenzaba todo.
En agosto, decide regresar a los escenarios y se presenta en Santiago de Chile con un show que estuvo repleto de gente. También Perú sería la afortunada de tener al Dios del rock argentino en sus tierras, también con mucho público haciendo la vanguardia.
Llegarían las presentaciones en Ecuador y en Colombia, más precisamente en Quito y Guayaquil. García cada día brillaba más y se mostraban todos expectantes de lo que sería el show en Buenos Aires.
El 23 de octubre, cumpleaños 58 del astro del rock, llegaba el día en que García volvía a los escenarios argentinos. Fue en el estadio de Vélez Sársfield, con capacidad para 49.000 personas. Nadie se imaginaba lo que ocurriría ese día... una lluvia intensa se convertiría en un diluvio que haría aún más grande la vuelta de Charly al país. Más de dos horas de show en donde las 40.000 almas presentes le hicieron frente al agua y decidieron quedarse para brindarle "el aguante" a Carlitos Alberto. Fue un show histórico.
También llegarían los reconocimientos. En el medio de su regreso y repleto de ovaciones, Charly García recibía el premio Clarín a la trayectoria, entregado por su gran amigo, Palito.
En diciembre el Hipódromo de Rosario sería la próxima misión, y fue nomás lleno de Aliados.
En enero llegaría el Polideportivo de Mar del Plata, uno de los puntos más altos de la gira "Tengo que volverte a ver". En la misma ciudad, Charly recibía la Estrella de Mar en la categoría "Mejor Espectáculo Musical Individual", nuevamente invadido de aplausos y cánticos en su honor.
Sin duda en marzo, los dos Luna Park de los días 17 y 19 también quedaron en el recuerdo de los que pudieron asistir. Cambiando un poco la lista de temas pero manteniendo la energía que lo llevó a la recuperación, Carlitos la rompió en el mítico estadio de Buenos Aires y el 3 de abril llegó el tercero, cuando parecía que esa sería la última función en la Capital. El 24 del mismo mes fue a Santa Fe y fue otro punto muy alto, en el estadio cubierto de Unión. El 30, el cuarto y último Luna Park fue con ovaciones y un Charly que cada día estaba más feliz.
En mayo, los dos shows en Israel quedaron en la historia. La versión del himno de Charly hizo llorar al público de la emoción, los casi 4.000 argentinos que vibraron en el Anfiteatro Caesarea y luego en el Local Barbie.
Y por último, llegaba el turno de México. Puebla, Guadalajara y DF cerraron lo que va de la gira, con tres conciertos en donde Charly mostró todo su potencial y a pesar de los rumores de ciertos "periodistas" García cerró su paso por las tierras aztecas a todo trapo.
Ahora se vienen Córdoba, Neuquén y Mendoza nuevamente, la provincia que hace un par de años lo vio en su peor momento, pero ahora lo verá en su máximo esplendor.
Charly García, parte de la religión.