sábado, 5 de febrero de 2011

Kill Gil, una venganza con final feliz

La versión oficial de la joya maldita de Charly García sorprende. Y esta capacidad de llamar la atención es doble (sorprende que sorprenda) si se tiene en cuenta que Kill Gil es un disco que desde hace unos años viene circulando en versión pirata por internet y que por eso EMI se negó a editarlo. ¿Por qué vale la pena comprarlo? Porque suena muchísimo mejor que el material subido en las redes virtuales, aunque cuente con dos temas menos (el olvidable “Un corazón para colgar” y –acá duele la baja– la buena versión de “Play with Fire”, de los Rolling Stones, interpretada por García y Andrew Loog Oldham, ex productor de la banda de la lengua).

Este nuevo Kill Gil, editado por Del Ángel Feg y Sony Music, viene, además, con un DVD en el que se pueden ver más de 100 pinturas de Charly mientras se escuchan los mismos temas que en el CD, pero en otro orden y en surround 5.1. Pese a que en la caja sólo figura la sucesión de canciones del DVD, la secuencia del CD es la que mejor balancea los climas y los ritmos, entremezclando, además, las obras en inglés y en castellano.

Charly definió a Kill Gil como una "mini ópera" y narró al respecto una historia de un chico (¿él?) que va a poner una bomba en Nueva York y que, a través de las canciones, les avisa a su madre y a su hijo para que se salven. Como no las interpretan, ellos también mueren, por giles, por "no conocer el lenguaje de la música". Pero –a riesgo de también ser detonados– seamos francos: la única manera de darle ese sentido al disco es estando dentro de la cabeza de García, ya que los temas no reflejan para nada este argumento. La historia, más bien, parece haber sido sólo un disparador compositivo del autor, una chicana para su familia o, simplemente, una broma.

El packaging, el libro con las letras e ilustraciones y el arte de tapa también suman puntos sobre la versión pirata. Pero lo más importante, como se dijo, es la mejora en los arreglos y la mezcla. Así, “No importa”, canción apertura, gana en potencia, color y, por fin, aparece la voz de García bien al frente. Charly define a este tema como la segunda parte de “Cerca de la revolución”. Y esta vez no exagera.

Otros aciertos: “King Kong” (una melodía “muy Charly”, que en la versión original se llama “La novia o el rehén”), la muy inglesa “In the city that never sleeps”, la pegadiza “Los fantasmas” y el cover en castellano del tema de John Lennon “Mirando las ruedas” (“Watching the wheels”) en el que, a diferencia de la versión pirata de Kill Gil, García corta en el clímax con un fade out. Esto último, si bien puede generar un instante de bronca en el oyente, sirve para dar paso al contundente “Break it up”, cuyo riff, dice Charly, fue elogiado por el mismísimo Oldham, productor del disco, como el mejor después del de “Satisfaction”. La placa posee tres nuevas versiones de temas ya editados por García: “Transformación” (de Serú 92), “Telepáticamente” (de Si, el disco en vivo retorno de Sui Generis) y “Happy and Real” (editado en Tango 4 e Influencia). Estas tres canciones, si bien no agregan nada nuevo a la carrera del músico, le aportan al disco, como totalidad, nuevos matices compositivos. Los temas que completan son “Pastillas” (se dice que Charly se lo dedicó a su hijo) y “Corazón de hormigón” (acá es al revés, la leyenda asegura que es el primer tema compuesto por García en su vida y que estaría destinado a su madre), donde una melodía con aires del Club del Clan y que es cantada a dúo con Palito Ortega se monta sobre un riff que recuerda un poco a los Redondos.

Kill Gil refleja el último capítulo Say No More de Charly previo a su estado actual de limbo químico. Pero, a diferencia de otras aventuras discográficas de esta etapa que casi lo lleva a la muerte, puede definirse como un álbum estimulante, inquieto, bello y poderoso.