jueves, 7 de enero de 2010

Charly García descansa en Uruguay


Llegó el 29, paseó por La Barra, mostró apetito saludable y se animó al mar junto al RRPP Gaby Álvarez. El amor incondicional de su novia y el show del 11 en el Conrad. “Estoy muy tranquilo”, confesó.

La vedette de la temporada esteña no es mujer ni tampoco vedette. El personaje central de estos días se llama Charly García, tiene 58 años y vino a Punta del Este a declarar por una causa abierta que tenía en estos lares por agresión a un fotógrafo hace cuatro años atrás. Arribó la noche del martes 29 y declaró a la mañana siguiente en los tribunales de Maldonado, donde fue absuelto de los cargos de los que se lo acusaba.

Este Charly sano va borrando las huellas de aquel García que no lo era tanto, y esta absolución ayuda a mostrar una versión mejorada del músico, cuyo entorno confirmó que realizará un show el 11 de enero en el Hotel Conrad, como para cambiar la racha con esta ciudad. Muchos son los que esperan este regreso, para ampliar la capacidad de espectadores, en su mayoría ansiosos de ver a este nuevo Charly hasta se habilitaría el estacionamiento del hotel.

Se lo vio gordito y con el físico que adquirió durante su recuperación. Andar cansino y movimientos lentos marcaron sus pasos. Almorzó dos días consecutivos en La Barra, siempre de la mano de su chaperón, quien lo llevó a comer a los restaurantes de su amigo, Nicolás Palacio –hijo de Franco Macri-. Fue a “Nomeolvides” y también pasó por “The Fish Market”, mejor conocido por su nombre en español. Es que en la jerga esteña, al lugar lo llaman “La Pescadería”. Allí se apreció a un García con apetito saludable, reflejado en su estado físico, que dista años luz de la imagen cadavérica que exhibió hasta hace poco tiempo.

Las olas y el viento. La rutina del músico no se agotó en sumar calorías. Por ejemplo, el día después de declarar realizó una única incursión al mar. Fue junto a su inseparable compañía Gaby Álvarez y el hermano de éste. En horas del mediodía, la dupla se le animó al agua fría de estas costas, y luego se sentaron en las reposeras bajo el sol esteño. Minutos después del chapuzón, el empresario playboy Cristiano Rattazzi se arrimó a tenderle una mano. Le preguntó cómo andaba, saludó al omnipresente Gaby y se retiró. Casi ningún turista reconoció en ese señor tranquilo al rocker.

García estuvo alojado en una casa en la zona de Manantiales junto a su manager, Fernando Szereszevsky y el calvo RRPP. A los dos días se mudó al spa resort Casa Suaya, que queda dos kilómetros pasando José Ignacio, donde disfrutó de las comodidades del lugar y se dedicó a la contemplación al borde de la pileta. El camastro fue su lugar de referencia durante las calurosas tardes. Allí vio pasar a sus amigos y soportó estoico el asedio de los fotógrafos, que intentaron retratar cada pestañeo del ídolo de varias generaciones. A su lado, su novia, la VJ Mecha Iñigo, no dudó en refrescarse en la piscina. También recibió la visita de su amigo y colega Fabián “El zorrito” Von Quintiero, quien veranea en el balneario vecino.

“Estoy muy tranquilo”, declaró con cierta parsimonia. Esta nueva versión de García poco tiene que ver con los excesos y el acelere de antaño. Se lo ve relajado y gozando del amor de su chica, que lo acompaña a cada momento.

Viejos pleitos. Pasaron cuatro años para que Charly regresara a Punta. No podía pisar suelo uruguayo por la causa que le había iniciado el fotógrafo de una agencia de prensa. El hombre dijo que García le arrojó un vaso de vidrio por la cabeza y que la emprendió a golpes contra su humanidad. Por ese motivo, el cantante y compositor estaba imposibilitado de pisar esta ciudad. Como no se había presentado a declarar, se le había dictado una orden de captura. Ahora, convocado por el juez Gabriel Ohanian, se presentó a declarar.

El pretexto judicial fue eso, una excusa, ya que García se quedará como mínimo hasta el 11 de este mes. Una combinación perfecta de obligaciones, placer y trabajo; tres palabras que tiempo atrás eran una quimera en la agitada vida del músico y que hoy se plasman como una realidad.

Fuente: Prodiario